martes, 16 de agosto de 2016

El Senado del Depor se niega a firmar el contrato con el gestor comercial

El presidente reitera su negativa a dimitir y convoca al órgano consultivo el próximo día 16

El presidente del Deportivo Palencia, Javier Rodríguez, no ha logrado fumata blanca después de tres horas de intensas reuniones. La oferta del manager madrileño Francisco Serrano, presente en ambas reuniones, de asumir la deuda del club y poner dinero sobre la mesa para hacer un proyecto deportivo importante a cambio de la explotación comercial y deportiva del club durante cinco años, chocó de bruces con la postura del Senado morado, que desconfía de ese contrato salvador que ofreció pero no mostró Francisco Serrano en ningún momento y cuyos miembros se negaron a firmar hasta poder examinarle con lupa. Consecuencia de ello, el presidente del Deportivo se vio obligado a convocar al Senado, órgano consultivo del club que integran 35 socios fundadores, en plazo y forma, por escrito y con diez días de antelación como mandan los estatutos, por lo que cualquier decisión se aplaza hasta el próximo día 16, suponiendo que en esa convocatoria el Senado dé luz verde a que el contrato sea aprobado en asamblea de socios, con lo que al Deportivo Palencia se le escapa la vida por las manecillas del reloj.

Participantes en la asamblea. Manuel Brágimo
La asamblea de hoy ha sido otro episodio más del caos que se ha apoderado del club. El presidente no dimite; el Senado pide su cabeza con vehemencia; el contrato con la empresa inversora no se firma; los jugadores no cobran lo que se les debe, y el Deportivo se desangra a dos semanas de que comience la liga. Ese es el resumen sucinto de una jornada que empezó con la negativa inicial del presidente a que todos los socios participaran en la asamblea, aunque finalmente entraron a la primera reunión celebrada en el vestuario de los jugadores. No así la prensa, a la que se impidió la entrada.
Francisco Serrano tomó la palabra para explicar ese contrato de ayuda al club, en el que comprometió una inyección económica de 700.000 euros y un primer desembolso económico de 150.000 euros fraccionado en tres plazos para pagar los 150.000 euros que se les debe a los jugadores. A cambio, el Deportivo le cede la gestión comercial y deportiva del club durante cinco años, con unos beneficios repartidos al 50% entre el club y la empresa inversora una vez que esta recupere el dinero puesto a fondo perdido, y del 80%-20% para la empresa en caso de que el club subiera a Segunda. Los socios y el Senado del club le requirieron que mostrara el documento para que pudiera leerse, pero Francisco Serrano repitió que el contrato se lee para firmarlo, que mientras no haya quórum no se enseña. Aseguró, eso sí, que concedía un plazo de 60 días para ratificarlo o romperlo si en ese tiempo no se cumplía lo en él escrito. Mientras, echó un capote al presidente, de quien dijo su único error fue poner el club en manos de un matrimonio -el vicepresidente, Carlos Crespo, y su mujer, secretaria- que tienen en su poder los contratos de los jugadores y otra documentación del club y que, según Francisco Serrano y Javier Rodríguez, se niegan a entregar. Fueron Crespo y su esposa los villanos de la película, sobre quienes se cargaron las tintas y de quien dijeron se les había invitado a acudir a la asamblea pero no asistieron. Pero no fue un balón de oxígeno, porque el ambiente se fue caldeando cada vez más y los socios y el Senado arrinconaron a Javier Rodríguez, le pidieron a voces explicaciones y le insistieron en que dimitiera y diera paso a una junta gestora. El presidente solo acertaba a decir que ese contrato es una buena oportunidad para que el club crezca, y que el documento tiene claridad y transparencia, pero su voz se ahogaba entre los reproches a su figura. Ni siquiera la defensa de jugadores como Pelayo, Chuchi o Diego Torres calmaban los ánimos. Javier Rodríguez reconoció que había cometido errores, que se había fiado de personas que le habían engañado y que si algún socio tenía otra fórmula para dar viabilidad al club, que la expusiese. Pero sólo se pedía su cabeza y la formación de una junta gestora, aunque Rodríguez insistía en que va a nombrar una nueva junta directiva esta semana para que le acompañe. Hasta ahí la primera reunión, sin resultado alguno. Los socios propusieron que miembros del Senado continuasen hablando a solas con Serrano y Rodríguez en otra dependencia del estadio, y hacia ella se dirigieron socios como Alberto Villegas, Juanjo Salvador o Iván López. En total, unos diez senadores, que insistieron en que se les mostrara el contrato, con nueva negativa por parte de Francisco Serrano, y que Javier Rodríguez dimitiera y se creara una junta gestora, con idéntica negativa por parte del presidente. Al final, con las posturas enconadas, se decidió convocar al Senado conforme a los estatutos y se fijó el próximo día 16 como fecha para una nueva reunión, esta vez para decidir el órgano consultivo si da luz verde a su aprobación en una asamblea, que debería convocarse también con quince días de antelación. Demasiado tiempo para un club que agoniza.

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