lunes, 23 de mayo de 2016

Demasiado músculo

  • RICARDO S. RICO | PALENCIA


  • El Deportivo tira por la borda su gran partido con una dureza innecesaria ante un Loja que solo pudo ganar en el descuento con dos penaltis a favor y tres jugadores morados expulsados. 

El Deportivo Palencia cae frente al Loja en el primer partido de 'play off' (Primera galería)


A Martínez Barral, el colegiado del encuentro, le estarán erigiendo ya un monumento todos los equipos visitantes del balompié patrio, de la ‘Champions League’ y del Torneo de la Galleta, que en este suelen ser los dos. Tal ejercicio de anticaserismo elevado a la enésima potencia es no ya inhabitual, sino digno de un programa de Iker Jiménez. Paranormal. Ahora bien, que nadie ponga su foto en el centro de la diana, que aunque más que valiente fue audaz y pudo errar en alguna consideración, suya no fue toda la culpa de que el Deportivo Palencia sepultara este domingo muchas de sus opciones de seguir en el ‘play off’ de ascenso, después de que, ejecutor de una dureza desmedida y a destiempo, se cargara de tarjetas que le acabaron pasando factura, con tres expulsados y dos penaltis en contra que aprovechó un timorato Loja, que a punto estuvo de no vencer, pese a que le sirvieron en bandeja de plata la cabeza morada.


Había que dejarse la piel. Desollarse vivo y volverse autotaxidermista, luciendo ese aspecto fiero y amenazador de una de esas cabezas de león disecadas que adornan el salón de las casas de campo de millonarios aventureros. Había que ser curtidor en La Balastera, dejar secar el pellejo y asomar bien el músculo, todos los que lucían ayer en la impactante camiseta que estrenaba el Deportivo. Y el inicio del encuentro fue así, con los de Sedano haciéndose tiras la dermis en cada entrada, en cada carrera, buscando a cada jugador del Loja como felino a antílope, colmillo en ristre. Los de Funes no se arredraban, eso sí, su apuesta futbolística es innegociable. Tocar el balón y soltarlo pronto para evitar dentelladas, pero con sentido, con la vista en la portería de Carmona. No contaba el Loja con la voracidad de Diego Torres, que es rey entre los leones, pero no de Walt Disney. Su importancia capital en este equipo quedó ayer de nuevo puesta de manifiesto, con una jugada en la que se sacó un gol de la nada, como lo hacen los grandes delanteros. Un MacGyver del gol, por simplificar la definición. Corría el minuto 13, y Diego Torres, tras un caño de fantasía a un defensor lojeño, disparó duro y raso desde fuera del área y el balón se estrelló en la cepa del poste, pero el rechace fue de nuevo al delantero, que se internó en el área y fue trabado por Seco. Penalti claro y Diego Torres se encaminó hacia el punto de penalti, convirtiendo un minuto después la pena máxima en el 1-0.

Su gol espoleó aún más al Deportivo, que rugía, que acogotaba al Loja, que le impedía hilvanar dos pases seguidos. Anduvo muy cerca el 2-0 en el minuto 19, en un lanzamiento directo de falta de Asier Arranz desde fuera del área que obligó a Darío a volar para despejar el balón. Era el Deportivo de las mejores tardes, ese equipo que se confeccionó a principios de temporada para lograr el ascenso a Segunda B, esa suma de talentos individuales que funcionaba como equipo, quitándose años de encima a paladas en cada acción. Tuvo un lunar, uno solo aunque grande, su excesiva dureza en el intento de robar el balón, con todo el centro del campo con amarilla ya en la primera media hora de partido.
Durántez, a la caseta
El trío Chuchi-Pelayo-Durántez andaba ‘on fire’, pero el último de ellos se quemó un minuto más tarde, rociando con gasolina todo el trabajo de sus compañeros con otra tarascada que le supuso la segunda amarilla y un camino tortuoso hacia el vestuario, rumiando su absurda acción.
Sesenta minutos con un jugador menos es dar mucha ventaja al contrario, y el partido cambiaba radicalmente de escenario. Se volvía loco, mejor dicho, con un penalti en el minuto 38 de Levas a Choco en una internada en el área que le supuso al lateral del Deportivo la segunda amarilla al lateral izquierdo morado y dejar a su equipo con tan solo ocho jugadores de campo. Ojalá el Deportivo hubiera tenido más arbitrajes esta temporada como el que ayer tuvo el Loja por parte del gallego Martínez Barral, a quien no le tembló la mano a la hora de llevársela al bolsillo. Pudo estar más o menos acertado en sus decisiones, pero a estas alturas de competición encontrar a un colegiado en las antípodas de lo casero es más difícil que un mirlo blanco se pose en la ventana de tu casa.
El capitán Nino se dirigió hacia el punto de penalti para lanzar, convirtiendo a Carmona en héroe con una parada salvadora a su lanzamiento desde los once metros. El Deportivo buscaba el descanso desesperadamente, intentando recomponer el equipo en ese cuarto de hora tranquilizador, y lo consiguió aún en ventaja en el marcador, mientras la grada despedía al árbitro con una de las mayores broncas que se recuerdan por estos lares. Al Deportivo le esperaba una segunda parte de aúpa, de resistencia numantina o bandera blanca definitiva.
El Loja mostró sus intenciones de inicio en la segunda mitad, con un defensa y un mediocentro defensivo fuera del campo, Seco y Rafilla, y Keko y Garrido para echar más madera en ataque. En el Deportivo, Adrián pasaba al lateral izquierdo y Asier Arranz al flanco derecho, sin hacer cambios en el descanso, aunque Charly relevó a Rodri en el minuto 52 y el ex de la Segoviana volvió a adelantar metros como volante derecho. A esas alturas del partido, el Deportivo era ya un frontón, parapetado en su línea Maginot. No había partido, tan solo asedio del Loja, que se mostraba tranquilo, pelín pachorro, pese a tener al Deportivo en la mesa de quirófano, debatiéndose entre la vida y la muerte en el ‘play off’.
Tenía a Carmona, cierto es, que en el minuto 60 rechazó a córner un trallazo de Javi Pérez desde más de treinta metros que se cantaba gol. El meta morado mantenía a su equipo con las constantes vitales estables, aunque faltaba una eternidad para el final. En el minuto 67, una mano más del portero del Deportivo a disparo lejano de Nino evitaba el empate. Camino de la beatificación iba Carmona, con la columnata de Bernini como los soportales de la Plaza Mayor.
La nueva indumentaria daba alas al Deportivo, los músculos, tensionados hasta el dolor, parecían salirse de la equipación, comprimirla hasta estallar. El Deportivo se estaba dejando la piel, el Loja comenzaba a desesperarse cuando faltaba un cuarto de hora para la conclusión, pero entonces llegó el culmen del surrealismo. El árbitro, que seguro que veranea en Almuñécar o en Motril, pitó agarrón de Héctor a Diego en el minuto 77 y el central del Deportivo se convertía en el tercer expulsado del Deportivo. Plata convirtió el lanzamiento en gol y el Loja empataba el partido. Pero el Deportivo seguía resistiendo como un jabato. Qué ejercicio de raza y coraje. Sublime. Campeadores todos, aunque Álvaro Santos, tras jugada de Keko casi con el tiempo cumplido, hacía añicos la muralla morada.

Fuente: http://www.elnortedecastilla.es/deportes/futbol/201605/22/demasiado-musculo-20160522223315.html

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