martes, 9 de febrero de 2016

Susto y aviso


Afortunadamente, sólo quedó en un susto, en un gran susto, pero la tragedia estuvo cerca. Gracias a la intervención milagrosa del doctor Ángel González (médico del Deportivo Palencia), que estaba presenciando el partido, y que se dio cuenta de la gravedad, se evitaron males mayores. Camilo había perdido el conocimiento tras recibir una fortísima patada en el rostro. Nadie se atrevía a colocarle el tubo de guédel, cuya misión es dejar abierta la vía aérea, impidiendo que la lengua y la musculatura faríngea obstruyan el paso del aire. Ángel González hizo bueno su nombre y se la colocó. «¿Qué ha pasado?, ¿cómo vamos?» preguntó el aturdido jugador vallisoletano del Danisa Cristo Atlético al doctor, que ya tenía el desfibrilador preparado por si hacía falta su uso, hecho que no se produjo. Camilo fue conducido minutos después en una ambulancia hacia el Hospital Río Carrión, donde tras realizarle un TAC fue dado de alta.



En la mañana de ese día, Ángel González, un gran apasionado del fútbol, estaba dudando entre ver por la tarde al Becerril o al Danisa Cristo Atlético, decantándose por la segunda opción porque «hace menos frío en La Balastera».


¿Qué hubiese ocurrido en el caso de haber hecho una tarde más agradable y optar Ángel González por el Mariano Haro o que el Deportivo Palencia hubiese jugado el domingo y no el sábado en Burgos, con lo que hubiese estado con su equipo? Nunca se sabrá, pero sí merece la pena hacer un examen de lo ocurrido.

Aparte del desfibrilador, que ya existe en muchas instalaciones deportivas, hace falta una persona cualificada para manejar estas situaciones, al que no le tiemble el pulso en estos decisivos instantes. Eso o una ambulancia. Es costoso, pero la vida no tiene precio. Pero no sólo en los partidos de Tercera División, sino en todos los campos, especialmente en los del fútbol-base.

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