Segundo tropiezo del Deportivo en casa, en esta ocasión merecido, aunque entre la injustificada prolongación del árbitro y la blanda defensa local en la acción a balón parado que significó el empate, fue más bien un regalo para un cuadro visitante que vino a La Balastera con la lección aprendida.
Su mayor virtud fue llevar el partido a su terreno, no dejándole en ningún momento realizar el suyo a los morados, que estuvieron tan espesos en la circulación del balón como la densa niebla de la tarde. Tanto, que el primer disparo entre los tres palos de los locales fue en el 81’, coincidiendo con el gol de Torres. Hasta ese instante, Pablo fue un espectador más, casi tanto como Carmona, que tampoco tuvo que intervenir.
Al habitual 4-3-3 local, con Adrián y Charly en los laterales; Bayón y Héctor, en los centrales; Pelayo como cabecero, arropado por Chuchi y David Álvarez, ocupando las alas Moré y Arranz y la punta Diego Torres, La Bañeza dispuso un 4-1-4-1, con el equipo muy junto, ocupando mucho campo, con ayudas constantes en defensa y una acertada presión en la medular. Logró evitar la circulación local, haciéndole sentir incómodo al Dépor, un tanto partido, muy largo, provocando contras de Ramón, como la que provocó en el 34’, con un lanzamiento que se fue fuera por muy poco.
La segunda parte se desarrollaba por los mismos párametros, mucha táctica, poco fútbol y nulas ocasiones. El choque parecía predestinado al 0-0. El técnico local movió peones y con ello el cambio de dibujo táctico. Con la entrada de Benito se pasó al 4-2-3-1, con Arranz tras Torres y con la de Durántez se pasó a una línea de tres atrás, comenzando Pelayo la distribución del juego y la salida del balón desde atrás. Instantes después de su entrada al campo llegaba el tanto morado, en un balón peleado por Torres que parecía imposible, pero que recuperó abriendo a banda, para servir un centro medido Moré al delantero, que no perdonó. Diego Torres fue el antinieblas en ese momento.
Celebración del tanto local. Óscar Navarro |
Diego Torres, el autor del primer tanto del choque, el único de los locales. Óscar navarro |
Todavía el árbitro burgalés lo prolongó más, por aquello del qué dirán, y en esos instantes dio tiempo a la segunda ocasión local, el despeje del portero visitante no aprovechando el rechace Víctor Benito, que en su desesperación por la oportunidad perdida y para evitar la contra cometió una falta que le valió la roja directa. Por los méritos de unos y otros, atendiendo al escaso juego y ocasiones, empate justo, pero regalo arbitral por el injustificado añadido sobre el añadido y del Deportivo por no saber administrar su renta y su blandura en las acciones a balón parado.
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