El equipo de Santi Sedano vence al Zaragoza B en La Romareda gracias a un gol de Diego Torres y logra el ascenso
MARCO ALONSO | ZARAGOZa
El Deportivo es equipo de Segunda B. Atrás queda una temporada tortuosa, plagada de preocupaciones en lo económico, una campaña que ayer acabó, a pesar de todo, con el mejor de los sabores, con el equipo de Santi Sedano haciendo bueno el dicho que asegura aquello de que los problemas de dinero, no son problemas.
Zaragoza B saltó al campo dispuesto a llevar la posesión, pero eso no supuso ningún problema para el Deportivo, que esperó su momento. Los que más prisa podían tener eran los maños, ya que debían remontar el 1-0 con el que acabó el partido de ida, aunque los que se acercaron antes a la portería rival fueron los palentinos, que en el minuto 4 vieron cómo Moré estuvo a centímetros de marcar y, poco después, cómo Diego Torres obligó al portero local a emplearse a fondo.
El partido pintaba bien para el Deportivo, pero el Zaragoza B atesora en su plantilla jugadores de una enorme calidad y uno de los que anda más sobrado de clase es Pablo Moreno, que en el minuto 21 protagonizó una internada que culminó un centro que remató Xiscu y que logró parar Carmona.
No. El último partido de la temporada no iba a ser un camino de rosas para el Deportivo, y el choque se fue convirtiendo, poco a poco, en un correcalles. El siguiente en correr por la calle fue Xavi Moré, que, por la banda derecha, buscó suerte con un centro que se envenenó hasta pegar en la parte superior del larguero. El Deportivo cataba madera, pero luego le tocó el turno a Pombo, que se encontró con un Carmona en estado de gracia. A los palentinos se les estaba haciendo muy larga la primera mitad, pero por fin llegó el descanso y La Romareda pudo disfrutar de 15 minutos de tranquilidad después de 45 minutos de tormenta.
Incertidumbre. Eso es lo que destilaba el partido, pero el equipo de Sedano ha demostrado que le gusta tanto nadar contra la corriente como a las truchas del Carrión, y que es capaz de ganar metros en terrenos en los que cualquier otro se dejaría arrastrar. Y fue en ese preciso instante, en el que parecía que la balanza se podía inclinar del lado maño, cuando apareció Diego Torres para mandar a gol un rechace precedido de un saque de esquina botado por Chuchi. Tenía que ser él. Diego Torres ha dado tanto a este club que merecía ser el que marcase el tanto del ascenso. El delantero dedicó el gol a sus padres, «que están en el cielo», y la afición lo celebró con un sonoro grito mientras los cerca de 10.000 espectadores locales se quedaban mudos.
El gol cayó como una losa sobre el Zaragoza B, que se hundió al ver que necesitaba tres goles para certificar el ascenso. Por su parte, el Deportivo no se mostró triunfalista y siguió haciendo su partido, con algún que otro contratiempo, como la rigurosa expulsión de Chuchi en el minuto 87 de juego.
El encuentro ya estaba visto para sentencia y las butacas del banquillo visitante parecían quemar las posaderas de los jugadores del equipo de Sedano, que no pudieron aguantar sentados y se levantaron mucho antes de que sonase el pitido final. Cinco minutos de prolongación. Eso es lo que decretó el colegiado, y los segundos fueron pasando hasta que llegaron esos tres pitidos que toda la afición visitante quería escuchar, esos tres pitidos que determinaron el final de la época del Deportivo en Tercera División. Comienzan nuevos tiempos para el fútbol palentino. La Segunda B regresa a La Balastera.
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