El equipo de Óscar de Paula ha ido de menos a más y acaba su
tercer partido consecutivo con la puerta a cero
Ladrillo a ladrillo, viga a viga, el Deportivo Palencia
Palencia va reforzando una casa que al comienzo de temporada parecía la de los
tres cerditos. Que no se me ofenda nadie, que los tiros no van por los
inquilinos, sino por los materiales, por esas cañas, ramas y pajas con que el
equipo levantó su nueva vivienda en Segunda B y que el lobo derribó a soplidos.
Tras cinco derrotas consecutivas, el equipo de Óscar de Paula parece haber
encontrado al arquitecto adecuado y con siete puntos de nueve posibles en las
tres últimas jornadas, basando su mejoría en un entramado defensivo que le ha
llevado a dejar su puerta a cero ante Burgos, Lealtad y Real Valladolid B, el
tejado parece aguantar más, aunque los nubarrones que siguen encima amenacen
con continuas goteras extradeportivas. Este mediodía, ante el filial
blanquivioleta, el Deportivo Palencia ha cuajado un serio encuentro en los
Anexos de Zorrilla, ha ido de menos a más y aunque en ataque solo ha gozado de
una ocasión al final en una contra con Rodri, atrás ha estado firme y se ha
llevado un punto que le sabe a gloria.
El partido tenía tintes de pintura goyesca. Era una lucha a
garrotazos entre dos equipos enfrentados por una incurable rivalidad interprovincial,
con un Deportivo retratado en Saturno con su cantera, a punto de devorar a sus
categorías inferiores, y con una maja vestida y una desnuda encarnadas en la
directiva del club morado y en la oposición de parte de la masa social que se
intercambian sus ropajes en función de las declaraciones a los medios de
comunicación.
Al Deportivo Palencia no le iba a resultar nada fácil sacar
un resultado positivo en los Anexos de Zorrilla, eso parecía claro. Pero entre
la intensidad que ofreció de salida el equipo de Rubén Albés y lo que se echó
atrás el de Óscar de Paula, el filial blanquivioleta sumó dos ocasiones en los
primeros cinco minutos, primero con un regalo de Pelayo en una cesión atrás que
a punto estuvo de aprovechar Mayoral y después con una falta de Héctor Granado
al borde del área que Zambrano lanzó, obligando a Alejandro a despejar y el
balón acabó en córner tras tocar en el larguero.
Para el minuto 10, Durántez ya había recibido su primera
tarjeta amarilla, si fueran 'black' hubiera llegado a los Anexos en un Ferrari
Testarossa. Y cinco minutos después llegaba el primer acercamiento del
Deportivo, más tímido que Butragueño en sus inicios, con un Xavi Moré que envió
a las nubes un balón enviado en largo. El Valladolid B dominaba el partido, tenía
más el balón y cuando no era suyo, presionaba al Deportivo para que se
deshiciese de él rápido en largo.
Y cuando los de De Paula empezaban a desperezarse, a
incrementar su presión y robar más, ha dispuesto el filial blanquivioleta de la
ocasión más clara hasta entonces del encuentro. Héctor Sánchez, que se lesionó
en la jugada, se dejó robar un balón en carrera cuando era el último defensor e
Higinio, solo ante Alejandro, cruzó el balón al poste, con la fortuna de que el
rechace permitió a la zaga morada despejar en última instancia. Murillo
sustituía en el minuto 24 al lesionado Héctor Sánchez y ocupaba su misma
posición en el lateral izquierdo.
El partido era duro, físico, con el Valladolid B proponiendo
más con Zambrano a los mandos pero con escaso resultado, y con el Deportivo
agazapado en su campo con Pelayo como tercer central, intenso en la marca y
esperando una contra con Ibon para lanzar a Xavi Moré y Zapata, que parecían
islotes. Así se llegó al descanso, escaso bagaje para unos primeros 45 minutos
realmente aburridos. Los tintes goyescos no se veían en el lienzo, ni siquiera
los de un vulgar imitador. Había que esperar a la segunda parte para ver qué
pintaba el Deportivo Palencia.
En la reanudación, Óscar de Paula reestructuró un poco el
equipo. Murillo dejó el lateral izquierdo, que pasó a ocupar Inestal, y se
situó en el perfil derecho del ataque morado. Quince minutos más tarde entraba en
el campo Diego Torres relevando a Xavi Moré, pasando el Deportivo Palencia a
jugar con dos delanteros centros durante unos minutos, hasta que Rodri relevó a
Zapata. Para entonces parecía que el Deportivo Palencia no se conformaba con el
0-0, resultado que, sobrepasado el minuto 65, mantenía con cierta tranquilidad.
Murillo gustaba a la grada de los Anexos de Zorrilla con su rapidez y su buena
conducción, el equipo se venía algo más arriba y comenzaba a trenzar algo de
juego ante un Valladolid B que se desinfló, obcecado en centros laterales al
área que abortaba una y otra vez la zaga palentina. Solo Zambrano inquietaba a
los de Óscar de Paula, que tenían el empate en su mano. Seguro atrás y
encerrado con orden, no desaprovechó la ocasión de seguir sumando, esta vez un
punto que pudieran ser tres al final si Rodri hubiera estado más despierto en
los minutos finales en un par de contragolpes claros. Punto es punto, que diría
Boskov, ya habrá tiempo de pintar Goyas. De momento habrá que conformarse con
estucar bien las paredes de la casa sin llamar a Manolo y Benito.
El equipo de Óscar de Paula ha ido de menos a más y acaba su
tercer partido consecutivo con la puerta a cero
Ladrillo a ladrillo, viga a viga, el Deportivo Palencia
Palencia va reforzando una casa que al comienzo de temporada parecía la de los
tres cerditos. Que no se me ofenda nadie, que los tiros no van por los
inquilinos, sino por los materiales, por esas cañas, ramas y pajas con que el
equipo levantó su nueva vivienda en Segunda B y que el lobo derribó a soplidos.
Tras cinco derrotas consecutivas, el equipo de Óscar de Paula parece haber
encontrado al arquitecto adecuado y con siete puntos de nueve posibles en las
tres últimas jornadas, basando su mejoría en un entramado defensivo que le ha
llevado a dejar su puerta a cero ante Burgos, Lealtad y Real Valladolid B, el
tejado parece aguantar más, aunque los nubarrones que siguen encima amenacen
con continuas goteras extradeportivas. Este mediodía, ante el filial
blanquivioleta, el Deportivo Palencia ha cuajado un serio encuentro en los
Anexos de Zorrilla, ha ido de menos a más y aunque en ataque solo ha gozado de
una ocasión al final en una contra con Rodri, atrás ha estado firme y se ha
llevado un punto que le sabe a gloria.
El partido tenía tintes de pintura goyesca. Era una lucha a
garrotazos entre dos equipos enfrentados por una incurable rivalidad interprovincial,
con un Deportivo retratado en Saturno con su cantera, a punto de devorar a sus
categorías inferiores, y con una maja vestida y una desnuda encarnadas en la
directiva del club morado y en la oposición de parte de la masa social que se
intercambian sus ropajes en función de las declaraciones a los medios de
comunicación.
Al Deportivo Palencia no le iba a resultar nada fácil sacar
un resultado positivo en los Anexos de Zorrilla, eso parecía claro. Pero entre
la intensidad que ofreció de salida el equipo de Rubén Albés y lo que se echó
atrás el de Óscar de Paula, el filial blanquivioleta sumó dos ocasiones en los
primeros cinco minutos, primero con un regalo de Pelayo en una cesión atrás que
a punto estuvo de aprovechar Mayoral y después con una falta de Héctor Granado
al borde del área que Zambrano lanzó, obligando a Alejandro a despejar y el
balón acabó en córner tras tocar en el larguero.
Para el minuto 10, Durántez ya había recibido su primera
tarjeta amarilla, si fueran 'black' hubiera llegado a los Anexos en un Ferrari
Testarossa. Y cinco minutos después llegaba el primer acercamiento del
Deportivo, más tímido que Butragueño en sus inicios, con un Xavi Moré que envió
a las nubes un balón enviado en largo. El Valladolid B dominaba el partido, tenía
más el balón y cuando no era suyo, presionaba al Deportivo para que se
deshiciese de él rápido en largo.
Y cuando los de De Paula empezaban a desperezarse, a
incrementar su presión y robar más, ha dispuesto el filial blanquivioleta de la
ocasión más clara hasta entonces del encuentro. Héctor Sánchez, que se lesionó
en la jugada, se dejó robar un balón en carrera cuando era el último defensor e
Higinio, solo ante Alejandro, cruzó el balón al poste, con la fortuna de que el
rechace permitió a la zaga morada despejar en última instancia. Murillo
sustituía en el minuto 24 al lesionado Héctor Sánchez y ocupaba su misma
posición en el lateral izquierdo.
El partido era duro, físico, con el Valladolid B proponiendo
más con Zambrano a los mandos pero con escaso resultado, y con el Deportivo
agazapado en su campo con Pelayo como tercer central, intenso en la marca y
esperando una contra con Ibon para lanzar a Xavi Moré y Zapata, que parecían
islotes. Así se llegó al descanso, escaso bagaje para unos primeros 45 minutos
realmente aburridos. Los tintes goyescos no se veían en el lienzo, ni siquiera
los de un vulgar imitador. Había que esperar a la segunda parte para ver qué
pintaba el Deportivo Palencia.
En la reanudación, Óscar de Paula reestructuró un poco el
equipo. Murillo dejó el lateral izquierdo, que pasó a ocupar Inestal, y se
situó en el perfil derecho del ataque morado. Quince minutos más tarde entraba en
el campo Diego Torres relevando a Xavi Moré, pasando el Deportivo Palencia a
jugar con dos delanteros centros durante unos minutos, hasta que Rodri relevó a
Zapata. Para entonces parecía que el Deportivo Palencia no se conformaba con el
0-0, resultado que, sobrepasado el minuto 65, mantenía con cierta tranquilidad.
Murillo gustaba a la grada de los Anexos de Zorrilla con su rapidez y su buena
conducción, el equipo se venía algo más arriba y comenzaba a trenzar algo de
juego ante un Valladolid B que se desinfló, obcecado en centros laterales al
área que abortaba una y otra vez la zaga palentina. Solo Zambrano inquietaba a
los de Óscar de Paula, que tenían el empate en su mano. Seguro atrás y
encerrado con orden, no desaprovechó la ocasión de seguir sumando, esta vez un
punto que pudieran ser tres al final si Rodri hubiera estado más despierto en
los minutos finales en un par de contragolpes claros. Punto es punto, que diría
Boskov, ya habrá tiempo de pintar Goyas. De momento habrá que conformarse con
estucar bien las paredes de la casa sin llamar a Manolo y Benito.
El jugador del Deportivo Ibon traza un pase durante el partido en Valladolid. Ricardo Otazo |
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