lunes, 7 de octubre de 2013

La maldición de los penaltis.

0 DEPORTIVO PALENCIA
Carmona
Chupri
Melero
Cano
Serrano (A)
Pelayo (A)
Óscar
(Bueno, 70’)
Marcos
Obeso
Miguelín
(Iván, 57’)
Juanma
(Fran, 57’)


0 BRIVIESCA
Chema
Alberto (A)
Jaime (A)
(Álvaro, 83’)
Richi
Sergio
Mata (A)
Mario
(Ivi, 86’)
Balta (A)
Juampa (AA, 65’)
Arces
Iván
(Saúl, 71’)

arbitro
De la Fuente Ramos, vallisoletano. Se fijó demasiado en la anécdota, cortando repetidamente el juego. Los visitantes le reclamaron un gol al entender que el balón entró.


público
Unos 250 espectadores en El Otero en una tarde veraniega.


la anécdota
El colegiado del encuentro obligó al equipo local a tener que tapar con cinta la publicidad del Patronato Municipal de los Deportes en los cuatro banderines de córner del campo.


EXPULSIÓN
Juampa, jugador burgalés, fue expulsado en una acción infantil, al cambiarse de botas dentro del campo, recibiendo la segunda tarjeta amarilla cuando corría el minuto 65, dejando a su equipo con diez jugadores.

Esta vez, la maldición de los penaltis fallados le condenó al Deportivo a la pérdida de dos puntos. En una categoría, y especialmente en este campo, donde cada gol tiene un precio de oro, fallar repetidas veces penas máximas es conceder muchas ventajas al rival. Ese penalti marrado no sólo tuvo la consecuencia de no subir el gol al marcador, cuando sólo se habían jugado dos minutos, sino que supuso que los morados se descentrasen.

El encuentro fue tan poco brillante como movido y con sobresaltos. Obeso provocó una pena máxima tan clara como infantil. No hace falta que un jugador caiga desplomado en el área. Fue trabado y mereció el castigo. Serrano lo tiró a romper, pero el balón se estrelló en el cuerpo del veterano y brillante Chema. Ese error afectó en el aspecto anímico a los locales ante un Briviesca que vino a hacer su juego, el que habitualmente plantean los rivales en este campo: metidos atrás, muy juntos, cerrando espacios, provocando que el cuadro morado recurra a los balones colgados y buscando la contra. Tan sencillo, pero tan eficaz. El Deportivo no supo abrir el campo por fuera y por dentro tampoco encontró el espacio. La ausencia en el once de Iván se dejó notar. Pelayo, además, no estaba al cien por cien por sus molestias en el tobillo, con lo que Marcos Belerda, una vez más, se convirtió en el pulmón del equipo.

El juego se estaba desarrollando como quería el Briviesca. El fútbol directo de los palentinos no hacía daño a la altísima y bien colocada defensa burgalesa. Es evidente que el gran enemigo del Depor, por las características de su plantilla, es su propio campo, pero no les cabe otra que amoldarse. El equipo de la Bureba incluso pudo adelantarse en la primera parte en una jugada polémica que sí pareció gol. Dio la impresión que Carmona sacó el balón de dentro.
En la segunda parte, más de lo mismo. La absurda e infantil expulsión del delantero visitante Juampa y la entrada de Iván al terreno de juego cambió ligeramente la decoración del encuentro. El Deportivo, poco a poco, fue metiendo en su área al cuadro visitante, gozando de un par de claras ocasiones en las botas de Marcos Belerda a las que respondió Chema con dos acertadas intervenciones. El Briviesca también tuvo la suya. Encontró el espacio en una contra, aprovechándose de los pocos efectivos que quedaban atrás, al volcarse,  pero Arces, delante de Carmona, enviaba fuera. En estos últimos minutos se jugó más con corazón que con cabeza.
Primer tropiezo en casa y la lectura que queda es que hay que encontrar soluciones a este tipo de partidos, que se van a repetir continuamente. Eso y acabar con la maldición de los penaltis.

Fuente: D. Palentino

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